miércoles, 23 de noviembre de 2022

Dialéctica de cortalinas y pegalinas del entonces

Imagen de Jan Steiner en Pixabay 

Me finco en lo la dialéctica bola de pelos de la irrisoria sonrisa del bidente perpetrado, hasta sentir que la omnilemsia del sátrapa recino, abofetea el verde oscuro del cisma humanitario. Sin ese cambio del climaterio, endocrinamente fleteas el advenedizo, lúgubre de la radiante lujuria del paciente mórbido, de la lesbiana sonrisa, del negro amanecer y de la plata del caballo feroz.

Como si fuera esto poco de todo y medio lleno del vacío desértico, se frambuesa la hostia, se apetichenta el alfarero y se imbide el pelestín, de las cortalinas, de los chuchuhuasis, de las húmedas secas y hasta de pronto también tampoco.

Las pegalinas del alambre enrojecido matonean los arbustos de las crines roedororas… ¿No puedo más! ¡No puedo más? Pregunto y exclamo, exclamando y preguntando, bipolar del bi-polo, polo, monopolo del mono y del polo. ¿Para qué? Por tanto: es la respuesta, la única respuesta que pregunta, la única pregunta de la respuesta, la claridad entumida, la rígida elastina y el revólver del revolver.

Entonces sí, sí entonces. Porque si entonces, Entonces tonces. Sí, sí entonces. Porque si entonces, Entonces tonces. Sí entonces. Porque si entonces, Entonces tonces. Entonces. Porque si entonces, Entonces tonces. Si entonces, Entonces tonces. Entonces, Entonces tonces. Entonces tonces. Tonces. Onces. Nces. Ces. Es. S.

Gracie, Racie, Acie, Cie, Ie, E.

 

Álvaro Posse