Esta es la historia de un animal que se conformó con ser el segundo en todo, con la vana y dubitativa esperanza de poder, substituir con éxito, algún día, en cualquier momento, y sin desearle el mal, a su superior inmediato.
La Vicevaca, ese animal al cual me refiero, esperaba pacientemente a que su Vaca Superiora le diera la oportunidad de gobernar.
Día tras día la Vaca Superiora era ordeñada mientras la Vicevaca se limitaba a observar. A la Vaca Superiora se le alimentaba con esmero pero la Vicevaca se alimentaba de lo que sobraba. La Vaca Superiora era digna de las atenciones del Toro. La Vicevaca era, sencillamente, tratada con la mayor de las indiferencias.
Y pasaban los días, los meses y los años… se decía que era ya una multitud la de los terneros hijos de la Vaca Superiora, que contrastaban con la soltera soledad de la triste y silenciosa Vicevaca.
Y llegó el tiempo de la muerte para la Vaca Superiora. Tristeza conjugada con un inusual ánimo invadieron a la Vicevaca…
La Vicevaca, por la ausencia definitiva de su jefa, tenía que convertirse en la Nueva Vaca Superiora: ¿Qué significaba todo eso? Ya la Exvicevaca podría ser ordeñada, alimentada con esmero, recibir las atenciones del Toro y tener, a pesar de su edad, uno o dos terneros.
Las infames épocas de observación, de espera, de ser alimentada con sobras, y de reprimirse de las atenciones del Toro, habían entonces quedado atrás… ser solo la segunda se comenzaba a volver en apenas un recuerdo: un duro recuerdo.
Todo pintaba supremamente bien, hasta que, pasado el sepelio de la Vaca Superiora, la Vaca Secretaria citó a una asamblea extraordinaria a la comunidad vacuna.
Hermanas vacas –dijo la vaca secretaria- bien es sabido por todas ustedes, que al morir la Vaca Superiora, y según nuestros estatutos, debe ser reemplazada inmediatamente por la Vicevaca del momento, quien a partir de la fecha puede constituirse como la Nueva Vaca Superiora, con todas sus obligaciones, deberes y beneficios. Así, el motivo de la reunión de esta Asamblea, es el de ratificar a la Vicevaca como Nueva Vaca Superiora, si es que no existen acusaciones serias en su contra.
La Asamblea quedó inmersa en un estruendoso silencio, que segundos después fue interrumpido por la Vaca Tesorera, que pidiendo la palabra, dijo: Hermanas Vacas: propongo que sea ratificada como nuestra Nueva Vaca Superiora a mi amiga la Vicevaca. Ella, sin duda alguna, ha sabido esperar con paciencia y sin pretensiones su oportunidad: día a día se limitaba a observar, cómo nuestra Vaca Superiora era ordeñada; se limitaba a comer de las sobras y a ver, cómo la extinta era atendida por el hermano Toro para luego, sin envidia, mirar con dulzura las crías ajenas. Ella es merecedora de ser nuestra Nueva Vaca Superiora.
Cuando las vacas se disponían a votar a favor de la propuesta, la Vaca Fiscal habló: Hermanas Vacas: difiero de la Vaca Tesorera, que como miembro de la Junta Directiva se ha dirigido a ustedes en este vacuno recinto. Me permito proponer, que la Vicevaca no sea ratificada como nuestra Nueva Vaca Superiora, porque su paciencia no es para nada digna de alabar, ya que jamás se supo que pidiera una oportunidad. Ni siquiera era una diligente colaboradora de nuestra Vaca Superiora, que en paz descanse. Jamás protestó por ser alimentada con las sobras y mucho menos le coqueteó al hermano Toro, como todas nosotras, lo que ha hecho de ella la solterona que conocemos y una seria amenaza a nuestras sanas costumbres poligámicas y matriarcales. ¿Qué conocemos de ella? Conocemos a una solterona, tía de todos nuestros hijos, una niñera por excelencia eso sí, pero niñera al fin y al cabo, lejos, creo, de poder ser una gran Vaca Superiora, o ¿será capaz alguien así de ser nuestra líder? Propongo entonces, no solamente que no sea ratificada como nuestra Nueva Vaca Superiora, sino que, además, sea destituida como Vicevaca, pues quien siempre se conforma con ser la segunda, termina por ser la primera de las últimas.
Ante semejante narración y advertencia, la Asamblea no tuvo otra que acceder. Hoy, los humanos lugareños, luego de varios siglos, cuentan la leyenda de este animal, que sin ningún tipo de iniciativa vio cómo se extinguía lentamente su vida. Tan famosa es esta Vicevaca, que hasta le han compuesto melodías como El lamento de la Vicevaca, y hasta hay algunos que dicen, que en las noches de luna llena, aseguran escuchar los mugidos quejumbrosos, lastimeros y fantasmagóricos de una muy frustrada Vaca.
Álvaro Posse
Psicólogo, Educador y Bloguero colombiano